Por mucho tiempo las nuevas tecnologías, los aparatos electrónicos y los software son parte de nuestra cotidianidad, transformando nuestro entorno y nuestra forma de ver la vida. En algunos casos facilitándonos el quehacer diario y en otros enervando nuestras emociones en su utilización. El desarrollo de nuevos sistemas robóticos, informáticos y la creciente utilización de la inteligencia artificial para la vanguardia tecnológica a traído a la mesa un debate interesante en donde entra a discusión el uso de la inteligencia artificial en el arte y la cultura y si un robot inteligente puede llegar a tener la creatividad humana para la realización de sus propias obras.
Dos vertientes se ponen en evidencia en este espacio, pues los más conservadores insisten que la cultura es del pueblo y se desarrolla dentro de un entorno social natural y que los robots no pueden entender, e indican además que la creatividad se desarrolla desde la emotividad humana, un claro aspecto que la robótica no ha logrado replicar por estar carente de un sistema de emociones. Los más liberales y vanguardistas defienden que la inteligencia artificial nunca reemplazará el talento y la creatividad humana, pero se puede, a partir de estos sistemas crear grandes obras artísticas cotizadas ya como un arte alternativo y de gran valor agregado.
Lo cierto es que ya en muchas partes del mundo se empiezan a ver estos productos «creativos» originales de la inteligencia artificial. Álbumes de música enteros ya fueron compuestos por ella, guiones escritos y cuadros pintados. Por ejemplo, a finales del año pasado, la primera pintura creada por un algoritmo llegó incluso a Christie’s: «Edmond de Belamy» y fue subastado por $430,000.
El uso de la inteligencia artificial en el campo creativo plantea muchas preguntas: cuestiones jurídicas, como la cuestión de la autoría, la cuestión del uso responsable de la tecnología, así como las cuestiones fundamentales de cómo definir el arte y la creatividad.
Creatividad Computacional
La creatividad computacional es el estudio del desarrollo de software que presenta un comportamiento que sería considerado creativo en seres humanos. Este software creativo puede usarse en tareas anónimas, como inventar teorías matemáticas, escribir poesía, pintar cuadros y componer música. Sin embargo, la creatividad computacional también permite comprender cómo funciona la creatividad humana y reproducir programas para su uso por parte de creadores donde el software actúa como colaborador creativo y no como mera herramienta. Históricamente ha sido difícil para las sociedades reconciliarse con las máquinas que pretenden ser inteligentes, y aún más admitir que puedan ser creativas. Incluso en el ámbito de la informática sigue habiendo escepticismo respecto al potencial creador del software. Una afirmación típica de los detractores de la creatividad computacional es que
«simular técnicas artísticas equivale a simular el pensamiento y el razonamiento humanos, en especial el pensamiento creativo. Es imposible hacer esto usando algoritmos o sistemas de procesamiento de información».
El área de investigación de la inteligencia artificial que trata sobre el arte es la inteligencia artificial expresiva. Esta rama estudia la posibilidad de que un sistema inteligente pueda crear obras de arte. Su esencia es sustancialmente diferente a la de otros campos de investigación, ya que la capacidad artística no es algo sobre lo que se pueda definir un objetivo o una serie de reglas que digan si lo producido está bien o mal. La concepción del arte es algo puramente subjetivo, y resulta muy dificil pensar que algo que no puede ver ni comprender la existencia de lo representado pueda crear una obra de arte.
Es este desafío el que ha llamado la atención de muchos artistas, que se han visto interesados en esta interacción entre la inteligencia artificial y el arte y ven una posibilidad de desarrollo del mundo artístico en la utilización de esta rama de la ciencia informática. También muchos investigadores de la inteligencia artificial se han mostrado interesados en esta vía de investigación, pues, para ellos, supone todo un reto consistente en el derrumbamiento de una de las últimas barreras que diferencian una inteligencia artificial de una humana. Ya que la habilidad de estudiar el entorno y aprovechar lo que este nos ofrece para conseguir un objetivo, es algo que los animales también hacen, como el mono que usa un palo para atrapar las termitas que están dentro de un árbol, este comportamiento es inteligente y la inteligencia artificial ha demostrado que es capaz de usarlo. No obstante la creación artística es algo puramente humano, no hay ningún otro ser vivo que muestre esta habilidad, por lo que si se consigue que un ordenador escriba una obra de teatro o pinte un cuadro, se tendría que comparar directamente con la obra de un humano, por lo que resultaría muy difícil justificar que ese acto de creación no muestra inteligencia. Es por ello que esta rama resulta tan interesante para algunos investigadores de la inteligencia artificial. Esta rama está a caballo entre el mundo del arte y el de la inteligencia artificial, es poresto que si un investigador de inteligencia artificial o un artista quiere adentrarse en esta vía de investigación debe cambiar su manera de pensar y de trabajar o, de lo contrario, fracasará. El investigador debe ser a la vez artista y viceversa, pues si descuida alguna de estas dos partes, una de las piezas del puzzle fallará, o bien no conseguirá algo inteligente o bien no conseguirá algo artístico.
En la inteligencia artificial expresiva, el foco de investigación no es el mismo que el de otras ramas de investigación, dónde la investigación se ha basado en el estudio de las posibilidades de la realización física de la inteligencia. En estas ramas el foco se basa en el entendimiento de sistemas de inteligencia artificial como entidades independientes, que pueden manipular sistemas de símbolos o que pueden interactuar con el mundo en el que se encuentran. Mientras que en la inteligencia artificial expresiva el foco de la investigación se centra en la autoría. El sistema inteligente se convierte un artefacto creado por el autor para comunicar ideas y experiencias. es decir, el autor crea un artefacto cultural. No consiste en construir un sistema que sea inteligente independientemente del observador que lo analize, sino en construir un sistema que participe en un contexto cultural concreto de manera que sea percibido como inteligente. Es por lo tanto que el sistema se ve como una manera de interpretar las ideas del autor. Actualmente hay gran cantidad de proyectos de investigación, e incluso ya algunos productos comerciales de lo que podríamos considerar arte artificial, es decir, arte creado por una inteligencia artificial. Las áreas en las que más se ha trabajado y que se comentarán a continuación, son la creación de historias más conocida por su nombre inglés, storytelling, la pintura manual (freehand painting), la música, ya sea creación o interpretación de melodías y algunas obras de arte realizadas por artistas que usan la inteligencia artificial para aumentar la expresividad de sus obras.
Al final, la respuesta a la pregunta de si las máquinas pueden ser artistas depende de cómo cada cuál defina el arte. Si se define desde la perspectiva de los espectadores, lectores u oyentes, la inteligencia artificial puede ser artística en la medida en que puede generar emociones y sensaciones estéticas.
«Yo no diría que la inteligencia artificial no sea creativa. Lo que pasa es que no es creativa de la misma manera que lo es una persona” RAMON LÓPEZ DE MÁNTARAS, Director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial
Si se define desde la perspectiva de los creadores que están en la frontera de la innovación, experimentando con sonidos, colores, palabras y texturas, y expandiendo el patrimonio sensorial y emocional de la humanidad, la inteligencia artificial no llega a la categoría de artista, porque es incapaz de romper reglas y crear un nuevo estilo.
Lo cierto es, que la Inteligencia Artificial ha iniciado un interesante camino por el quehacer artístico y su evolución constructiva dentro de los paradigmas tradicionales del concepto creativo será un aporte importante al desarrollo del arte como parte de la globalización y la tecnología aplicada. El seguir este trayecto nuevo de las nuevas tecnologías nos ayudará comprender hasta que punto nos vemos en el inicio de un nuevo ciclo cultural en donde las máquinas empezarán a poner su firma de autoría, como ya lo hemos visto en otras áreas sociales importantes. Gracias por su lectura y recuerda que «La Cultura, trasnforma vidas».
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