El folclor es uno de los más vastos y perdurables nexos de los pueblos: los mitos, tradiciones, cuentos, leyendas, danzas, poesías, canciones que tras un lento proceso de asimilación por el pueblo se enraízan y fructifican en todos los aspectos de la vida popular.
En realidad, la palabra original corresponde a Folklore, que fue creada por el arqueólogo Williams John Thoms, quien la propuso a la revista inglesa Athenaeum en 1846. Sin embargo, su reconocimiento oficial sólo se logró a partir de 1878, cuando es fundada en Londres la Folklore Society. Desde entonces es aceptada universalmente por los estudiosos de la nueva ciencia que tiene por objeto de estudio la cultura tradicional del pueblo. Este vocablo está compuesto de dos palabras: FOLK (pueblo o gente) y LORE (conocimiento o saber). De esta manera entendemos por folklore:
"El conjunto de manifestaciones culturales y artísticas por las cuales se expresa un pueblo o comunidad en forma anónima, tradicional y espontánea, para satisfacer necesidades de carácter material o inmaterial."
El folclore como la expresión estética de la cultura tradicional es el arte verbal, es eminentemente el lenguaje que el hombre principalmente iletrado utiliza como instrumento de su cultura. No es simple manifestación recreativa; el hombre es hacedor de cultura; el hombre es ser social; el folclore es por ende producto social que va a reflejar el substrato de su etnia, el concepto de la colectividad.
Por tanto crea un testimonio, una denuncia que va a decir a la comunidad y a sus descendientes, el aplauso o la censura “en los distintos momentos de su proceso histórico.”
El “hecho folclórico“:
Es colectivo porque una sociedad los transmite por tradición.
Es popular, por cuanto es el patrimonio más querido de los pueblos.
Es espontáneo, se expresa en forma oral.
Es funcional, se identifica con la vida social, material y económica de la comunidad.
Es regional, por determinada región y expresión de los modos y circunstancias locales.
Adquieren anonimato al pasar de generación en generación hasta que sus orígenes desaparecen por completo.
Es manifestación de hechos vigentes porque a pesar de aparecer como supervivencias tradicionales se manifiestan en la sociedad como frutos de aquella herencia ancestral.
El folclore como el resto de su cultura, se halla adherido al hombre cual su piel, es su alma, su primera naturaleza.
El folclor no es patrimonio exclusivo de una clase social, el más humilde servidor, el poblador de un pequeño pueblo, el incipiente artista o el más encumbrado doctor o artista de renombre, conservan latente y trasmiten su honda vivencia tradicional que no ha logrado borrar la vida de la metrópoli con su fuerte impacto ni la ciencia y arte modernos que allí lo cerca.
El folclor es patrimonio de todas las clases sociales, aunque preferentemente de los sectores populares y de ellos, más los populares e infantiles. El folclor es patrimonio de todo un pueblo aparte de clases.
Esta cultura, popular tradicional, se adquiere y difunde mediante la experiencia; se colectiviza y logra vigencia gracias a que responde a necesidades biológicas y espirituales, y alcanza la plenitud de su sentido cuando perdura, tradicionalizándose a través de generaciones y esfumando su origen tras el anonimato de sus creadores. El folclor adquiere a su vez las características de una disciplina científica cuando se convierte en materia de estudios sistematizados cuyo objetiva principal es identificar los elementos comunes a todas las expresiones folclóricas del mundo.
Nada es folclórico por sí mismo, por el hecho de existir, sino que llega a serlo a través de un lento proceso que consta de diversas etapas e implica ciertas condiciones.
Esquematizando, diríamos que lo folclórico es siempre popular, tiene vigencia social, es empírico, oral, funcional, tradicional, anónimo y localizado. No todas las etapas son igualmente esenciales, algunas de ellas presuponen en su desarrollo el cumplimiento de las otras. Así por ejemplo, cuando decimos de algo que es "popular" damos a entender su colectivización y cuando comprobamos que un bien se ha tradicionalizado en el pueblo entendemos, por una parte, que lo ha sido gracias a su condición funcional (responder a necesidades) y que, por otra, ha borrado el recuerdo de su creador, haciéndose anónimo y llegando hasta nosotros por vía oral.
En el remanso de lo popular va decantando en folclore sólo aquello que, respondiendo a necesidades colectivas y a imposiciones del medio, puede incorporarse funcionalmente a la vida común; sigue su curso cuanto es meramente teórico, abstracto, sistemático y queda lo empírico; pasa la simple moda y permanece lo que tiene calidad para tradicionalizarse venciendo el tiempo; se desgasta y borra lo personal originario para quedarse en el anónimo colectivo.
No se trata de un proceso pasivo y estático. No es simple acopio de materiales. El folclor es una síntesis activa en la que intervienen los aportes de la cultura tradicional y los modelamientos del ambiente. Por más típico y representativo que un rasgo folclórico aparezca con respecto a una región o país, no es forzoso que sea de origen local o se le identifique autóctono y exclusivamente de la misma tierra que lo ve florecer. Su pureza no debe ser entendida en sentido estático. Por el contrario, ocurre con harta frecuencia que lo considerado por un pueblo como propio, elevado a veces a la categoría de símbolo de los valores colectivos, forma parte de una expresión que viajo desde otras latitudes, recorriendo muy diversos caminos y superando los obstáculos del espacio y del tiempo. Por ejemplo, podemos considerar que el canto con la guitarra es propio de un pueblo o región, cuando en realidad es instrumento de una larga historia a través de culturas, países y épocas diversas.
Esta y otras expresiones o formas deben ser consideradas perteneciente a nuestra cultura popular tradicional porque lo hemos asimilado, porque en cierto modo nos pertenece y es una propia recreación colectiva y anónima, refleja nuestra alma, nuestra identidad y ha sido moldeada por el tiempo y nuestros antepasados.
En cuanto a las divisiones del folclor encontraremos variadas y diversas clasificaciones. Tomaré las cuatro manifestaciones del folclor que considero como principales:
Folclor poético: está dedicado a las coplas, canciones, dichos populares, adivinanzas y refranes. Ejemplo de copla: “San Isidro labrador, que santo más guapote, no permitas que la milpa, se nos pierda un elote”.
Folclor narrativo: comprende el estudio de los mitos, las leyendas, los cuentos, los chistes, las anécdotas, las tallas; además, recoge todas las exposiciones de sucesos reales e imaginarios.
Folclor mágico: se compone de toda la gama de supersticiones, amuletos, pócimas, filtros de amor, incredulidades y toda la magia practicada por el pueblo, magia medicinal, animismo y todo fenómeno sin explicación, como por ejemplo el mal de ojo, la tuerce, los antojos, los amarres, etc.
Folclor social: está relacionado con las danzas, bailes, sones, festejos y juegos tradicionales, como mirón, quedó, llegó carta, rayuela, chilate y cuarta. Comprende también los juguetes tradicionales como el trompo, el caballito de palo, la muñeca de trapo, los barquitos de papel y el barrilete o papalote.
Folclor culinario: en él se explica el origen sobre aspectos gastronómicos y formas de cocina de todos los tiempos.
Características del Folclor
El folclor se caracteriza por ser:
Anónimo, significa que las creaciones no tienen autor, esto se plasma en muchas canciones, dichos y refranes, los cuales hemos escuchado y transmitido oralmente, sin conocer a su autor(a).
Regional, porque cada zona tiene sus creaciones y su originalidad.
Antiguo, no se puede ubicar una fecha de creación.
Empírico, porque forma parte de la experiencia del pueblo y no se aprende con el rigor de la escuela.
Es social y colectivo, ya que es el pueblo su creador y su informador.
Es el conjunto de saberes tradicionales de un pueblo.
Es parte de la identidad de una nación que la diferencia de las demás.
Una reconstrucción antropológica de la cultura, es decir, de las expresiones sociales, de las costumbres, de las creencias y de los aspectos físicos o materiales, como el arte.
Se transmite de generación en generación.
Una vía de transmisión de situaciones históricas de un determinado grupo social, que puede mantenerse durante varias generaciones, a través del arte, la literatura, la escultura y la música.
Desde una perspectiva científica el folclor se ocupa del estudio de la cultura, basada en tres conceptos principales:
El pueblo. Consiste en identificar la diversidad de poblaciones que conforman una misma nación, como rural, campesina, pueblos originarios, urbana, entre otras.
La tradición. Consiste en los modos de hablar, de vestir, de relacionarse, las creencias y las costumbres de cada población que conforman una misma nación que, a pesar de sus diferencias, mantienen aspectos en común que le dan identidad.
La identidad. Consiste en el conjunto de rasgos y costumbres que perduran de generación en generación y que permiten reconocer a un grupo social como tal, diferente de los demás. Como las canciones patrias, los ritos religiosos y las fechas festivas.
¿Cómo diferenciar una manifestación folclórica?
Veamos algunos casos en los que lo convencionalmente "popular y tradicional" se confunde con lo folclórico.
a. Los juegos olímpicos son la expresión tradicional, según su propio nombre lo proclama, de una costumbre helénica y provocan amplia repercusión popular, ¿pero son folclóricos?
No, por varias razones:
Porque no son los sectores populares quienes los organizan y sustentan presentándolos como una manifestación libre y espontánea de su vida, sino que en nuestros días son el resultado de la labor sistemática de muchas instituciones, en su mayoría oficiales, e interesan a todos los sectores de la sociedad.
Porque no es la experiencia colectiva la fuerza que los encauza y conserva, sino que se rigen por reglamentos y acuerdos.
Porque no son localizados, como expresión típica de una costumbre lugareña, sino ampliamente internacionales y uniformes.
b. Los alumnos de una escuela oficial de danzas folclóricas o un conjunto artístico cualquiera que interpretan en una escenario, para el público asistente, alegres y dinámicas danzas: ¿esas representaciones son folclóricas?
No, por lo siguiente:
Porque no las realiza, espontáneamente, gente del pueblo.
Porque son el resultado de una enseñanza sistemática, sometida a principios y objetivos, ya pedagógicos, ya estéticos, y no fruto de un libre y empírico aprendizaje.
Porque tales bailes no aparecen como la expresión funcional de un fenómeno integrante de un conglomerado folclórico geográficamente circunscrito.
Porque los bailarines y ejecutantes no han recibido las danzas y la música como un legado anónimo de sus antepasados, como un bien tradicional y colectivizado en su ambiente, sino como una disciplinada enseñanza que se imparte en forma metódica.
Porque pueden considerarse como proyecciones o estilizaciones inspiradas en el folclore propiamente dicho, con el cual no pueden confundirse.
c. En el curso de una investigación de campo se encuentra en poder de una familia regional un viejo cuaderno con textos de coplas. ¿Basta ese solo hecho para considerarlas folclóricas?
No, si previamente no se ha documentado su vigencia en el medio social circundante. Puede recogerse como indicio, pendiente siempre de corroboración, o bien como resto de un folclor histórico ya extinguido en el lugar. Pueden tener tales textos valor en la historia literaria, pero no deben atribuirse sin más al folclore de esa región, pues carecerían de todo papel funcional al no estar socializadas, al no formar parte activa del complejo cultural. En una palabra, les faltada la vida que solo otorga la vigencia colectiva.
Se puede concluir diciendo que la folclorización es resultado de un complejo proceso que debe ser íntegramente cumplido para que se de aquel fruto.
Etapas
Los estudiosos distinguen entre cuatro etapas:
Folclor naciente incluye los rasgos culturales de creación reciente;
Folclor vivo es aquel que todavía se practica en la vida cotidiana;
Folclor moribundo preserva ciertos elementos tradicionales, en especial en los ancianos del grupo;
Folclor muerto, en cambio, pertenece a una cultura extinta.
El folclor es distintivo y propio de cada pueblo. En tiempos de globalización, la cultura tiende a homogeneizarse y los países dominantes imponen sus creaciones. Por eso el folclor supone un ámbito de resistencia para la identidad. Existen peñas, centros culturales y organizaciones que se encargan de defender el folclor y transmitirlo a los más jóvenes con la intención de perpetuarlo. De esta manera, el folclor garantiza su subsistencia intergeneracional y no depende solo del grupo de personas de mayor edad.
Uso del folclor para la promoción cultural
Debemos considerar que el desarrollo social sostenido es interdependiente de la expansión de la cultura. Las reflexiones actuales sobre el desarrollo requieren una perspectiva plena, en la que la cultura aporta un sustrato fundamental a los procesos de cambio y de progreso. El avance integral genera las condiciones para una mayor equidad y para la lucha contra todo tipo de exclusiones.
Para nuestros países ello implica que las políticas referentes a la promoción cultural deben considerar la construcción de las identidades como un proceso continuo y necesario para el desarrollo y que el diálogo entre las culturas se produce tanto en el interior de cada país como en el escenario mundial.
Las políticas culturales se presentan como elementos claves de las estrategias de desarrollo integral, y requieren una articulación con otras políticas sociales y económicas. En tal sentido, se ha de fomentar la optimización en la formulación de políticas culturales por medio de los procesos de información, documentación e investigación. Esto surge de la necesidad y de la demanda constante de contar con datos que permitan tener un mejor conocimiento sobre la realidad cultural de los países de la zona en la que vayamos a desarrollar nuestro trabajo, con el fin de actuar con una mayor pertinencia en la definición e implementación de tales políticas.
Asimismo, corresponde señalar que la valorización del patrimonio cultural, una adecuada vinculación de las políticas públicas con las industrias culturales, así como la ponderación de la rica y variada problemática nacida de la naturaleza multicultural de los países, conforman los ejes que hemos identificado como estructuradores de la cuestión que sobre promoción cultural corresponde atender según los requerimientos del momento actual. Para ello hemos de conseguir varias metas:
a. Visión: de ser un equipo profesional organizado y eficiente, capaz de garantizar que nuestras expresiones culturales sean competitivas a nivel estatal, regional, nacional e internacional.
b. Misión: Fomentar la interlocución con los artistas y exponentes de la creatividad, en un espacio de respeto a la libertad e inclusión de ideas, que nos permita acercar su producción cultural a todos los segmentos sociales de la población, propiciando así que la cultura y el arte formen parte de nuestra vida cotidiana.
c. Lineas de acción:
Conversar con grupos artísticos sobre sus necesidades prioritarias.
Organizar eventos de nivel regional, nacional e internacional.
Instrumentación de Programas de Apoyo a Grupos Artísticos para desarrollar su capacidad creativa.
Actividades artísticas en los municipios para fomentar la música, el teatro, la danza, las artes plásticas y todas las demás artes populares.
Organización de Foros Culturales.
Ejemplos de eventos a organizar:
Festivales Nacionales e Internacionales de Danza Popular.
Muestras Nacionales e Internacionales de Cine Popular.
Festivales de Canciones Populares.
Foros Culturales.
Festivales Culturales.
Muestras de Teatro Popular.
Exposiciones de Artesanía.
Programa de Intercambios: Intercambio de tradiciones y cultura con otros estados en todos los ámbitos anteriormente descritos.
Iniciativas a fomentar: Creación de Museos de Artes y Costumbres Populares, apertura de pequeños Museos temáticos de Trajes Populares, celebración de Muestras Gastronómicas, fomento de la creación de Asociaciones sin ánimo de lucro interesadas en la recuperación del Patrimonio Folklórico, etc.
Celebración de encuentros con personas mayores, pues son depositarias de la mayor parte del saber tradicional.
Recogida de los saberes populares mediante el uso de las nuevas tecnologías (grabaciones de audio, de vídeo, edición de partituras, de canciones, de libros de refranes, poemas...).
Atención a las Asociaciones de Mujeres dado que constituyen un gran potencial en cuanto a información de saberes tradicionales.
Fomento de la medicina tradicional elaborada a base de plantas, que tan bien conocen muchos de nuestros mayores.
d. Política de Ayudas y Becas:
Becas para el perfeccionamiento y cualificación en artes escénicas y musicales tradicionales.
Becas de investigación para los diferentes campos que cubre el folklore.
Ayudas a Proyectos de Investigación en los diferentes campos del ámbito folklórico.
Becas para el perfeccionamiento y ampliación de estudios relacionados con el folklore.
Ayudas a la creación artística de los ámbitos tradicionales.
Ayudas al tejido profesional de las artes folklóricas.
Ayudas para la creación de establecimientos turísticos rurales.
Ayudas para la creación de pequeñas empresas que potencien el desarrollo y conocimiento de trabajos tradicionales.
Ayudas para la creación de pequeños museos de costumbres y artes populares de iniciativa privada.
Ayudas para la asistencia a Concursos y Festivales folklóricos.
Hemos de fomentar la capacitación de los recursos humanos que han de poner en práctica las diversas estrategias tendentes a la obtención de tal objetivo, posibilitando la adquisición de una mayor habilidad para el diseño, la gestión y la participación en los procesos culturales, y desde este trabajo queremos dar respuesta y potenciar estos aspectos.
El folclor en la educación
Toda práctica educativa involucra una práctica política ya que se relacionan e interactúan valores, proyectos, ideales, cuestiones sociales y fundamentalmente objetivos ideológicos. La educación nunca es neutral, puede estar orientada a dominar, a emancipar o a distorsionar.
Denunciada la falsedad de la neutralidad educativa y la falacia de la igualdad de oportunidades en una sociedad de clases, el término educación cobra un nuevo sentido: Freire dice que “la Educación no cambia al mundo, pero sin ella es imposible hacerlo”. Cuando hablamos de introducir la Cultura Popular, la Tradición y el Folklore como política de práctica educativa estamos hablando de una educación emancipadora.
El Dr. Guillermo Tamarit, en un trabajo titulado “El dilema de la educación popular. Entre la utopía y la resignación”, construía para ese momento un argumento que seguimos considerando consistente y válido: “hay que hacer la educación popular en las escuelas, donde están las mayorías, y no fuera”. Sin embargo, creemos que la implantación del modelo neoliberal, y las problemáticas sociales y educativas, nos impele a buscar una estrategia que involucre a todos los sectores sociales.
Se debería capacitar a los docentes de contenidos culturales, implícitos en nuestras tradiciones, se debe tener en cuenta que las vivencias, los bienes y valores del acervo de la cultura popular, pueden llegar a ser el punto de partida para el desarrollo de las distintas disciplinas del currículo escolar, puesto que en la actualidad, y a excepción de algunas parciales y breves experiencias desarrolladas en unos pocos centros escolares, el folclore, en sentido estricto, no es una materia curricular.
En consecuencia, se aprecia una generalizada falta de experiencia en lo que respecta a la técnica y a la idoneidad temporal para impartir el folclore, además de la necesidad de definir una base teórica curricular que concrete los principios de los aspectos generales del folclore, para el conocimiento y desarrollo de las facultades de los estudiantes. De ahí que los escasos materiales disponibles versen sobre aspectos muy precisos de este amplio campo, materiales, por otra parte, que en la mayoría de los casos no pueden ser objeto de un uso generalizado, dado que ni siquiera se suele prever la posibilidad de su tratamiento escolar.
Desde el punto de vista curricular, actualmente la Educación Infantil tiende a introducir en su programa el ámbito del folclore, especialmente la mitología, y a practicar actividades físicas y psíquicas ligadas a la danza y al desarrollo rítmico y melódico. Los educadores emplean para la formación de los alumnos materiales específicamente elaborados para esta etapa, tales como cuentos, actividades psicomotrices, música, etc., para que de este modo desarrollen su capacidad coordinadora y rítmica, y conozcan parte del corpus espiritual.
Una buena base para la Educación Primaria sería aquélla que garantizara la consecución de los objetivos de la etapa infantil y el correcto empleo de los materiales, concerniendo la ampliación de los conocimientos y habilidades a la Educación Secundaria. Pero claro, no se pretende, en este caso producir cantantes folklóricos ni bailarines profesionales de academia, ni artesanos diplomados ya que en este sentido se desarrollan algunas Escuelas de Folclor como educación no formal.
Existen otros objetivos. Dentro de la danza, por ejemplo, hay aspectos que superan el hecho folclórico. La danza es un ritual romántico, donde un caballero corteja a una dama con elegancia y ella le responde con simpática sensualidad. Es la clave de un contacto civilizado sin tocarse, respeto por el otro, intento y límite, el juego del amor. Un joven que aprende el arte de la danza difícilmente sea luego un violador o un golpeador.
Si analizamos la importancia del folclor en la educación, nos daremos cuenta verdaderamente que una de las funciones de la escuela es la transmisión de la herencia social de los pueblos. Porque la educación debería realizarse a partir de esas raíces que posee el pueblo, de vivencias autóctonas de sus familiares o antepasados, en distintos ámbitos como el musical, artesanal, entre otros.
La Educación estaría además al servicio del rescate, enriqueciendo culturalmente a alumnos, docentes y toda la comunidad, con el más firme propósito de preservar y difundir ese patrimonio ancestral que encierra la genuina sabiduría popular. La práctica folclórica no es solamente para salir del paso en un evento, en la escuela o una actividad extraescolar, desde la educación inicial al bachillerato, se debería impartir danza, música, artesanías, teatro, literatura, lingüística regional, comidas típicas o regionales.
Todos sabemos que la sociedad de consumo impuesta por la globalización por y debido a los medios de comunicación inciden en los niños y jóvenes quitándoles todo interés o entusiasmo hacia nuestra cultura autóctona, ya que los inducen a consumir producciones o culturas, venidas de otra parte del mundo y la falta de incentivos para cultivar lo nuestro, desde la escuela, desde los hogares, y de ciertas políticas irresponsables hacen más difícil lo que debe ser.
Es por eso que una primaria solución sería integrar dinámicamente las actividades curriculares con el folclor, promover la interacción grupal, el aprendizaje a través de la música, la danza, los cuentos, leyendas, poesía, costumbres, coplas y refranes con la finalidad de estrechar lazos entre la escuela, lo social y la comunidad, intervendría en mejorar y rescatar la transferencia generacional donde abuelos, padres e hijos podrían vincularse culturalmente, propender al rescate de la sabiduría popular en su propio hábitat donde se encuentra la escuela y con la ayuda de especialistas que nos instruyan por el camino del sentir de los pueblos, el folclor. Agradezco enormemente su lectura y recuerden "La Cultura, transforma vidas".