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Foto del escritorWil Jiménez Kuko

Diplomacia Cultural, un medio para el diálogo y la paz

Global communication, international messaging and translation concept

Luego del Foro de Ministros de Cultura organizado por la UNESCO en donde por primera vez en 21 años, Ministros de prácticamente todos los países del mundo se reúnen para debatir sobre la importancia de la cultura para el desarrollo. Sale de nuevo a la luz una estrategia de política exterior para el diálogo, la paz y la cooperación internacional. La diplomacia cultural, como piedra angular de la diplomacia pública, desempeña un papel importante en las relaciones internacionales actuales, caracterizadas por los denominados choques culturales, y debería constituir una herramienta decisiva no sólo para transmitir la cultura y los valores nacionales, sino también para escuchar lo que las culturas del resto del mundo nos están diciendo. El principal papel de la diplomacia cultural es promover el diálogo transnacional entre culturas y naciones, especialmente entre Occidente y el mundo musulmán. La diplomacia cultural, al igual que otras dimensiones nuevas de la diplomacia, no es del dominio exclusivo de los estados-nación, ya que en la actualidad no son los únicos actores en el escenario internacional, sino que los actores no estatales (sociedad civil, ONG, universidades, académicos, etc.) desempeñan un papel protagonista en este ámbito. El objetivo de este artículo es analizar el papel de la cultura en la diplomacia moderna y su impacto en las relaciones entre pueblos y naciones. Pretende, además, centrarse en los aspectos positivos de la influencia de la cultura en las relaciones internacionales contemporáneas.

¿Qué significa la Diplomacia cultural?

La UNESCO, en su Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural del año 2001, reafirmó que “la cultura tiene que ser considerada como el conjunto de características espirituales, materiales, intelectuales y emocionales propias de una sociedad o grupo social”, y que “abarca, además del arte y la literatura, los estilos de vida, las formas de convivencia, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”2. En general, la cultura, como puso de relieve Thomas Eliot (1962), es  “una forma de vida” y “puede describirse como aquello que hace que la vida valga la pena de ser vivida”. La consideración de la cultura como “una forma de vida” de una nación implica también su visión del mundo y de otras naciones. Así, cada pueblo actúa en el mundo sobre la base de cómo cree estar en él y de cómo imagina que están los otros pueblos.


La diplomacia cultural se refiere al papel que desempeñan los factores culturales en las relaciones internacionales. Para algunos académicos, la diplomacia cultural es uno de los fundamentos clave del siglo XXI; un fundamento sobre el cual podemos construir una confianza y comprensión mutuas3. Una de las definiciones de diplomacia cultural más  conocidas, ampliamente utilizada tanto por los investigadores como por las instituciones, es la formulada por Milton Cummings (2003), que la definió como “el intercambio de ideas, información, arte y otros aspectos de la cultura entre las naciones y sus pueblos para fomentar el entendimiento mutuo”. La diplomacia cultural no significa solamente la transmisión y la difusión de cultura y valores nacionales. Un elemento importante de la diplomacia cultural también es el hecho de escuchar a las demás naciones del mundo, comprender su propia forma de vida y buscar un terreno cultural común para compartirlo con ellos. Así pues, la diplomacia cultural no debe basarse exclusivamente en contar nuestras historias al resto del mundo; hay que tener en cuenta también que “el éxito de la diplomacia cultural depende del diálogo intercultural y del respeto mutuo”.


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Principales objetivos y funciones

Tenemos tres objetivos fundamentales de la diplomacia cultural que pueden ser adoptados por cualquier Estado: promover el entendimiento mutuo, aumentar el prestigio de un país, y proteger la identidad nacional. El primer objetivo se refiere a los esfuerzos encaminados a promover el entendimiento mutuo entre los países y las personas. Este objetivo se basa “en la idea de que la enemistad entre los pueblos surge de los malentendidos y de la ignorancia, así como de que con la eliminación de estos malentendidos y de esta ignorancia se favorece la causa de la paz mundial” (Ibíd.: 11). Deibel y Roberts (1976) describen este objetivo refiriéndose a “la paz por medio del entendimiento mutuo”.

El segundo objetivo, que puede estar inspirado por motivos económicos o políticos, se basa en el deseo de reforzar la posición y el prestigio de un país en el mundo. Se acepta generalmente que un país puede conseguir una buena imagen difundiendo su cultura, tradiciones y valores, como también “se considera que hay una relación positiva entre lo que se conoce de un país y el nivel de prestigio de que goza en el extranjero” (Netherlands Scientific Council for Government Policy, op.cit.: 12).

El último objetivo, el relativo a la protección de la identidad nacional, tiene que ver con lo que han reclamado los llamados países del Tercer Mundo, y se refiere al derecho a la autodeterminación cultural, que constituye la base de la Declaración de la UNESCO sobre los Principios de la Cooperación Cultural Internacional (4 de noviembre de 1966).

Estos objetivos de la diplomacia cultural pueden conseguirse por medio de diversas herramientas, como por ejemplo:

  1. los programas de intercambio cultural;

  2. las becas y los intercambios en el campo de la enseñanza;

  3. el establecimiento de vínculos con periodistas, académicos, líderes de opinión extranjeros, etc.;

  4. la programación de visitas culturales de artistas (pintores, músicos, etc.);

  5. la difusión internacional de eventos culturales (sinfonías, conciertos, etc.);

  6. la celebración de conferencias, simposios y talleres relacionados con temas de cultura internacional;

  7. la promoción del idioma8;

  8. las publicaciones

Algunas funciones importantes que se pueden mencionar son:

  1. Ayudar a crear una “base de confianza” con otros pueblos, sobre la que los decisores políticos puedan a posteriori conseguir acuerdos políticos, económicos y militares;

  2. Alentar a otros pueblos a conceder a Estados Unidos el beneficio de la duda sobre cuestiones políticas específicas o respecto a peticiones de colaboración, en la medida en que establece una presunción de intereses compartidos;

  3. Demostrar que Estados Unidos tiene valores y que se los toma en serio, así como que combate la creencia popular de que los norteamericanos son un pueblo superficial, violento e impío;

  4. Afirmar que Estados Unidos tiene valores como la familia, la fe y el deseo de compartir la educación con otros;

  5. Crear relaciones con otros pueblos que perduren más allá de los cambios en el Gobierno;

  6. Permitir que el país llegue a miembros influyentes de sociedades extranjeras a los que no puede acceder, mediante las tradicionales ceremonias de embajada;

  7. Proporcionar una agenda positiva para la cooperación a pesar de las diferencias políticas;

  8. Crear una plataforma neutral para el contacto pueblo a pueblo;

  9. Servir como un vehículo flexible y universalmente aceptable para el acercamiento a países con los que las relaciones diplomáticas son tirantes o inexistentes;

  10. Tener posibilidades únicas para llegar a audiencias juveniles, no pertenecientes a la élite y muy generales con una barrera de lenguaje mucho más reducida;

  11. Fomentar el crecimiento de la sociedad civil;

  12. Educar a los estadounidenses en valores y sensibilidades de otras sociedades, así como ayudarles a evitar meteduras de pata y pasos en falso;

  13. Servir de contrapeso a los malentendidos, al odio y al terrorismo;

  14. Poder ayudar a decantar los debates culturales internos que tienen lugar en países extranjeros hacia la apertura de miras y la tolerancia.


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Elementos para crear una agenda de Diplomacia cultural

La diplomacia cultural busca que la cultura contribuya a un mejor entendimiento entre los países del mundo, al diálogo, la tolerancia, el respeto y el mejor conocimiento mutuo, participe creativamente en la opinión pública e intente influenciar en los imaginarios que se tienen sobre nuestras sociedades en el contexto internacional. En la política cultural exterior intervienen diferentes instancias de los Estados y en particular los Ministerios de Relaciones Exteriores, los Ministerios de Cultura y de Educación. Pero también participan de manera concertada otras entidades públicas como por ejemplo, museos, bibliotecas, institutos y organizaciones privadas y del tercer sector, como fundaciones, asociaciones de artistas, creadores y gestores culturales, redes especializadas, casas de la cultura, museos, galerías privadas, entre otros.

De acuerdo con las anteriores consideraciones, se proponen las siguientes líneas de acción para la construcción y aplicación de una agenda de la diplomacia cultural.

  1. INFORMACIÓN

  2. Mantener y actualizar la iniciativa, en la que ya se ha avanzado, de conocer la situación de la diplomacia cultural en la región y promover el intercambio de experiencias exitosas de los países. Se propone considerar la matriz de descripción de las áreas de cultura de las Cancillerías.

  3. Utilizar los diversos instrumentos que existen para una mejor labor informativa de la diplomacia cultural, como son los medios de comunicación impresos, la televisión o la radio.

  4. Reconocer la importancia creciente de internet, las redes sociales y los grupos asociativos, para la información cultural.

  5. Valorar la significación que tienen los ciudadanos y ciudadanas en el exterior, como un público muy importante de la información y la acción cultural exterior de los países.

2. FORMACIÓN

  1. Incorporar la formación cultural en la educación que imparten las academias diplomáticas de los países a todos sus funcionarios y estimular programas de excelencia en diplomacia cultural.

  2. Actualizar la formación del campo de la diplomacia cultural que cambia y se enriquece constantemente y buscar que la política cultural exterior sea conocida por todos los diplomáticos y funcionarios de los Ministerios de Relaciones Exteriores de los países.

  3. Promover procesos de formación de las personas e instituciones que intervienen en el diseño y desarrollo de la acción cultural en el exterior, ya sean entidades del Estado, como del sector privado y de las organizaciones sociales.

3. INVESTIGACIÓN

  1. Avanzar en el enriquecimiento del concepto de lo que es la diplomacia cultural.

  2. Estimular las líneas de investigación sobre la diplomacia cultural de los países, para lo que se puede acudir a los centros universitarios interesados en las relaciones internacionales y en el estudio de la cultura.

  3. Promover el conocimiento de las políticas culturales nacionales.

4. FINANCIACIÓN

  1. Fortalecer el reconocimiento público de la importancia de la diplomacia cultural así como la eficiencia real de sus acciones en el exterior, como argumentos para tratar de resolver paulatinamente los problemas de su financiación.

  2. Promover la diplomacia cultural como una inversión a mediano y largo plazo y no simplemente como gasto.

  3. Para lograrlo es preciso definir claramente la política cultural exterior de los países, realizar una planeación rigurosa de la acción cultural en el exterior y lograr una gestión responsable y juiciosa de ella con la presencia de diferentes actores de la sociedad.

5. FORTALECIMIENTO INSTITUCIONAL

  1. Buscar el fortalecimiento institucional de las áreas culturales de los Ministerios de Relaciones Exteriores y su reconocimiento en el conjunto de la política exterior de los países.

  2. Apoyar los procesos de planeación serios y sistemáticos de la promoción de los países en el exterior. La diplomacia cultural no puede obedecer a las coyunturas o a los intereses individuales, sino a propósitos colectivos de las sociedades.

  3. Construir y actualizar la política cultural exterior y promocionar ámbitos para intercambiar experiencias, conocer los avances en la investigación sobre cultura, analizar los ejemplos de buenas prácticas y encontrar espacios de formación. Si hay políticas culturales nacionales ricas y diversas e instituciones culturales consolidadas, se tendrá una diplomacia cultural fortalecida.

  4. Promover la adecuada articulación de las áreas de cultura de los Ministerios de Relaciones Exteriores con los Ministerios de Cultura y otras instituciones públicas y privadas de los países conforme a su propia institucionalidad.

6. PROMOCIÓN DE LOS PAÍSES

  1. Promover y fortalecer la articulación de la diplomacia cultural con la política exterior de los países, ya sea que se oriente por intereses temáticos y (o) por acciones en áreas geográficas particulares.

  2. Confrontar las reducciones que los estereotipos generan en la imagen de los países en el escenario internacional, ya que muchas veces ocultan su diversidad.

7. COOPERACIÓN

  1. Repensar el papel de la cultura en los convenios bilaterales y las comisiones mixtas, buscando focalizar y concretar las acciones culturales para darles adecuado cumplimiento.

  2. Fortalecer el sistema de la cooperación iberoamericana como expresión de la diplomacia cultural, con una activa participación de todos los países.

  3. Fortalecer los mecanismos para la recuperación de bienes culturales y protección del patrimonio.

  4. Fomentar la cooperación en temas como el desarrollo de la creación y circulación de las industrias culturales y las nuevas tecnologías.

  5. Estrechar las relaciones de coordinación con los organismos multilaterales a los que están vinculados los países en las regiones, en aras del fortalecimiento de la diplomacia cultural.

8. MOVILIDAD DE ARTISTAS Y CREADORES CULTURALES

  1. Encontrar mecanismos propios y conjuntos para estimular la movilidad de artistas, creadores y bienes culturales en el escenario regional, iberoamericano e internacional.

  2. Dar prioridad a la creación y desarrollo de los fondos de movilidad artística y de herramientas como los programas de residencias artísticas para el afianzamiento de la diplomacia cultural mundial.

Todos los anteriores son elementos de una agenda de la diplomacia cultural, que permita el conocimiento mutuo, el fortalecimiento de la paz y la democracia, el respeto a las diferencias, el diálogo entre las culturas, la equidad social y la prosperidad de nuestros países.


Un tema viejo con oportunidades nuevas desarrollo y profesionaización que debemos aprovechar con miras a los nuevos enfoques a los mira el mundo la cultura y su aplicación flexible para potenciar el vivir del ser humano con su entorno y con los suyos. ¡La Cultura, transforma vidas!

Referencias


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